¿Cómo dos personas que se aman se pueden separar? ¿Qué destino tan cruel les puede esperar? ¿Por qué el pasar de la vida se empeña en tan absurdo propósito?
Un café oscuro, pestañas cortas y negras, era sus ojos "eso jamás se me olvidará". Era el recuerdo de ella que permanecía en él, aún de eso ya han pasado 9 años, nueve años desde que su dulce voz estaba ausente.
Como en cada mañana se encontraba sentada en el comedor tomando una taza de café, revolviendo para enfriarlo, una mala costumbre que adquierió en la juventud. leyendo su diario y revisando la agenda del día, siempre a la derecha mirando el reloj, se percata de la hora, rápidamente sale de su departamento a su nuevo empleo, son saber que éste le traerá más de una sorpresa.
¿Cómo olvidar el perfume de esa mujer? ¿Ese perfume que aturde mis sentidos? Ese dulce aroma a jasminez en primavera.
Detenidamente observa el reloj, su nueva secretaria estaría por llegar, ya se estaba exasperando, pues no se caracterizaba por un buen genio.
Al entrar en el edificio donde se desempeñaría como la nueva secretaria del gerente, tomó el ascensor dirigiendose al piso n° 32, donde se encontraba la gerencia. Luego de llegar a su destino ella sintió un aroma, "su perfume y voz varonil", algo extrañamente suave pero totalmente atractivo. Esa voz, la hizo recorrer en el tiempo, a aquella primavera, volvió al pasado, invadida en recuerdos.
Escucha su nombre, " Helena Herrera" dice la asistente, "ya puede pasar".
Ella entra, el gerente la mira, algo en ella había, algo que no lo dejaba pensar, su mente se revolvió. Su asistente lo interrumpe y le dice "ella es la señorita Herrera, Helena Herrera". Sus ojos brillaron, era ella, aquella mujer que robó su corazón, esa mujer por la cual él no pudo jamás conciliar el sueño.
Ella por su parte no logra recordar su rostro, sólo su aroma y voz, él sonreia y la miraba, ella desconcertada lo miraba. Él, presurosamente le dijo " Soy yo, Benjamín, Benjamín Constendla".
El rostro de la joven palideció, de un momento a otro se encontro entre los brazos de él, sintiendo aún esa presión de nervios en su estomago al estar con él, nuevamente con él.
Para ellos ese momento fue eterno, salieron a tomar un café, conversaron de sus vidas. Pero algo pasaba, aún seguía vivo ese sentimiento, aquel sentimiento, que una vez, en primavera, les inundó de amor el corazón.